En el complejo entramado legal que regula las actividades empresariales en España, los administradores de una sociedad desempeñan un papel crucial.
Sus deberes y obligaciones están intrínsecamente ligados al correcto funcionamiento de la entidad, así como a la protección de los intereses de los socios y terceros involucrados.
En este artículo, exploraremos los deberes y obligaciones que recaen sobre los administradores de una sociedad en España.
Para ello, nos apoyaremos en el Título VI de la Ley de Sociedades de Capital, que regula lo concerniente a la administración de una sociedad.
En concreto, su Capítulo III establece los diferentes deberes de los administradores que van a ser objeto de nuestro estudio, correspondiente a los artículos 225 y siguientes de la Ley.
¿Cuáles son los deberes y obligaciones del administrador de una sociedad?
La Ley de Sociedades de capital, en su redacción originaria, reguló los deberes de los administradores en sus diversas variantes (único, solidario, mancomunado o consejero).
Distinguiéndose en los arts. 225 a 232, ambos inclusive: el deber de diligente administración, el deber de lealtad, la prohibición de utilizar el nombre de la sociedad y de invocar la condición de administrador, la prohibición de aprovechar oportunidades de negocio, las situaciones de conflicto de intereses, la prohibición de competencia, las personas vinculadas a los administradores y el deber de secreto.
Más adelante, se dio nueva redacción a los preceptos indicados en la Ley 31/2014, de 3 de diciembre, por la que se modifica la Ley de Sociedades de Capital para la mejora del gobierno corporativo.
Y, posteriormente, entró en vigor la Ley 5/2021, de 12 de abril, que modificó la Ley de Sociedades de Capital y su artículo 225.
Por último, la Ley 16/2022, de 5 de septiembre, de reforma del texto refundido de la Ley Concursal, en vigor el 26 de septiembre de 2022, modificó su apartado 1 y añadió un apartado 3 al artículo 365.
Como vemos, los administradores de una sociedad tienen que hacer frente a una gran responsabilidad.
Por ello se exige que el administrador acepte el cargo.
Así como exige que se haga responsable por sus actos y comisiones cuando puedan perjudicar a la sociedad, al socio o a los acreedores, que son los tres intereses más importantes a proteger en el ámbito societario.
Veámoslo:
Protección del socio
En las sociedades de responsabilidad limitada, que cuentan con un carácter más familiar y restringido, es necesario evitar los conflictos entre la propia sociedad como colectivo de socios y el órgano de administración.
En el caso de las anónimas, que son empresas más abiertas, se deberá buscar la protección de los derechos del socio minoritario frente a los abusos o deslealtad de quien administre la sociedad.
Administración de la sociedad como primera obligación
La principal responsabilidad de cualquier administrador es llevar a cabo la gestión. Desde el momento en que acepta el cargo, debe trabajar en favor de la sociedad:
- Supervisando las operaciones de la sociedad.
- Resolviendo los asuntos cotidianos, tanto en el ámbito externo como interno.
- Implementando las medidas necesarias para el correcto funcionamiento de la empresa.
- Incluso, convocando la Junta General cuando sea necesario. De hecho, es común que el administrador sea quien convoque las juntas en las sociedades de capital.
Normas fundamentales para la administración de la empresa
La adecuada administración impone al órgano de administración dos normas fundamentales:
- Deber de tener y dar adecuada información al socio.
- Deber de administrar lealmente y con diligencia. Expliquemos esta última.
Deber de diligencia y lealtad
El administrador de una sociedad tiene la obligación de actuar con la diligencia de un ordenado empresario y con lealtad hacia los intereses de la sociedad.
Este deber implica la toma de decisiones informadas y conscientes, basadas en una comprensión profunda de las circunstancias y riesgos asociados a cada situación.
La lealtad exige que los administradores eviten conflictos de interés y actúen en beneficio de la sociedad, evitando cualquier aprovechamiento personal de las oportunidades de negocio.
Esta responsabilidad se refleja como una demanda general de comportamiento ético, requiriendo que el administrador siempre actúe en beneficio primordial de la sociedad.
Un ejemplo claro de violación de esta obligación sería la toma de decisiones motivada por intereses personales del administrador, en lugar de buscar el máximo beneficio para la empresa.
¿Qué se entiende por diligencia debida?
El artículo 225 de la Ley de Sociedades de Capital establece que los administradores tienen la responsabilidad de cumplir con su cargo de manera diligente.
Deben tomar decisiones que se consideren más adecuadas para dirigir la empresa correctamente y siempre respetando las obligaciones establecidas por la ley y los estatutos de la sociedad.
La ley detalla tres aspectos clave en relación con el deber de diligencia, que se pueden resumir de la siguiente manera:
- “Los administradores deberán desempeñar el cargo y cumplir los deberes impuestos por las leyes y los estatutos con la diligencia de un ordenado empresario, teniendo en cuenta la naturaleza del cargo y las funciones atribuidas a cada uno de ellos.
- Los administradores deberán tener la dedicación adecuada y adoptarán las medidas precisas para la buena dirección y el control de la sociedad.
- En el desempeño de sus funciones, el administrador tiene el deber de exigir y el derecho de recabar de la sociedad la información adecuada y necesaria que le sirva para el cumplimiento de sus obligaciones”.
Obligaciones en el marco del deber de lealtad
Los administradores deberán desempeñar el cargo con la lealtad de un fiel representante, obrando de buena fe y en el mejor interés de la sociedad.
La infracción del deber de lealtad determinará no solo la obligación de indemnizar el daño causado al patrimonio social, sino también la de devolver a la sociedad el enriquecimiento injusto obtenido por el administrador.»
Art. 227 LSC
El art. 228 de la Ley de Sociedades de Capital hace un desglose de ciertas obligaciones contenidas en el deber de lealtad:
- a) No ejercitar sus facultades con fines distintos de aquéllos para los que le han sido concedidas.
- b) Guardar secreto sobre las informaciones, datos, informes o antecedentes a los que haya tenido acceso en el desempeño de su cargo, incluso cuando haya cesado en él, salvo en los casos en que la ley lo permita o requiera.
- c) Abstenerse de participar en la deliberación y votación de acuerdos o decisiones en las que él o una persona vinculada tenga un conflicto de intereses, directo o indirecto. Se excluirán de la anterior obligación de abstención los acuerdos o decisiones que le afecten en su condición de administrador, tales como su designación o revocación para cargos en el órgano de administración u otros de análogo significado.
- d) Desempeñar sus funciones bajo el principio de responsabilidad personal con libertad de criterio o juicio e independencia respecto de instrucciones y vinculaciones de terceros.
- e) Adoptar las medidas necesarias para evitar incurrir en situaciones en las que sus intereses, sean por cuenta propia o ajena, puedan entrar en conflicto con el interés social y con sus deberes para con la sociedad.»
Cumplimiento de la Ley y estatutos sociales:
Los administradores deben asegurarse de que la sociedad cumpla con todas las leyes aplicables y los estatutos sociales.
Esto incluye, entre otros aspectos, la presentación de informes financieros precisos, el pago oportuno de impuestos y el respeto a los derechos de los socios.
Ignorar estas obligaciones puede acarrear consecuencias legales y dañar la reputación de la sociedad.
Deberes que se desprenden de los anteriores
- Deber de confidencialidad. Los administradores están obligados a mantener la confidencialidad de la información privilegiada de la sociedad. Esto abarca datos financieros, estrategias comerciales y cualquier otra información sensible. La violación de este deber puede resultar en acciones legales por parte de la sociedad o los accionistas afectados.
- Deber de supervisión y control interno. Los administradores tienen la responsabilidad de establecer sistemas de control interno eficaces para salvaguardar los activos de la sociedad y garantizar la transparencia en las operaciones. Este deber incluye la supervisión de la gestión diaria de la sociedad, la implementación de políticas y procedimientos adecuados, y la evaluación periódica de los riesgos a los que la entidad está expuesta.
- Deber de rendición de cuentas. Los administradores deben rendir cuentas a los accionistas y, en su caso, a los órganos de supervisión. Esto implica proporcionar información clara y completa sobre la gestión de la sociedad, sus resultados financieros y las decisiones estratégicas tomadas. La transparencia fortalece la confianza de los accionistas y contribuye a un gobierno corporativo sólido.
- Deber de actuar con prudencia. La prudencia es fundamental en la gestión empresarial. Los administradores deben evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios de cada decisión, asegurándose de que la sociedad no asuma riesgos innecesarios o injustificados. Este deber se vincula estrechamente con el deber de diligencia y contribuye a la estabilidad y sostenibilidad a largo plazo de la entidad.
¿Se pueden mitigar esas responsabilidades?
Se puede cumplir con los deberes previamente mencionados que la ley exige. Además, puedes:
- Contratar seguros de responsabilidad civil (D&O) específicos para administradores y altos directivos.
- Implementar un programa integral de Cumplimiento Penal en toda la empresa.
- Contar con asesoramiento de profesionales, ya sean internos o externos, en cuestiones jurídicas y fiscales. En RRYP Global somos expertos en Derecho de empresa. Puedes contar con nosotros: info@rrypglobal.com / +34 957 858 952.
Conclusiones sobre Deberes y obligaciones del administrador de una sociedad
El rol de los administradores en una sociedad es de suma importancia, y sus deberes y obligaciones son la columna vertebral de una gestión empresarial ética y responsable. El incumplimiento de estas obligaciones puede tener consecuencias legales y financieras significativas.
En última instancia, el cumplimiento de estos deberes no solo beneficia a la sociedad y sus accionistas, sino que también contribuye a la confianza en el entorno empresarial y al desarrollo sostenible de la actividad económica en España.
En un mundo empresarial en constante evolución, la comprensión y observancia de estos deberes se erigen como pilares fundamentales para el éxito y la integridad de cualquier sociedad mercantil.
RRYP Global es una firma de servicios legales especializada en Derecho de empresa.