Abogados de compliance program

El término «compliance» ha ganado relevancia en el ámbito empresarial y legal en los últimos años, pero ¿qué implica realmente? Compliance se refiere al cumplimiento de las normativas y leyes aplicables a una organización, abarcando regulaciones locales, nacionales e internacionales, así como estándares específicos del sector en el que opera.

Este concepto surgió en Estados Unidos en los años 70, asociado a casos de corrupción en el sector financiero que afectaron la libre competencia. Más tarde, en 2005, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea lo definió como «el riesgo de que una compañía pueda incurrir en sanciones, multas, pérdidas financieras o pérdida de su reputación como resultado del incumplimiento de leyes, regulaciones, normas de autorregulación o códigos de conducta que apliquen a su actividad«.

El objetivo principal del compliance es garantizar que las empresas actúen de manera ética, legal y responsable, evitando sanciones, delitos o situaciones que puedan comprometer su actividad o reputación. Para ello, se establecen políticas y procedimientos internos que aseguren el cumplimiento normativo en todas las operaciones comerciales. Varias empresas han creado áreas específicas de compliance encargadas de implementar y supervisar estas medidas, permitiendo reaccionar ágilmente ante cualquier cambio normativo. Incluso cuando un delito no se ha evitado, el compliance puede reducir significativamente las consecuencias legales.

En un entorno empresarial cada vez más regulado, el compliance se ha vuelto esencial no solo para prevenir riesgos legales y financieros, sino también para reforzar la reputación y la confianza en el mercado. Los programas de compliance suelen incluir la supervisión de actividades, la gestión de riesgos y el establecimiento de controles internos. Además, contar con profesionales especializados en esta área es clave para garantizar la correcta implementación y mantenimiento de estas prácticas.