Una empresa tecnológica acudió a RRYP Global con la necesidad de firmar un acuerdo como proveedor de servicios de software (Saas) con sus clientes.
El objetivo era proteger tanto el código como sus intereses comerciales, evitando posibles conflictos sobre propiedad, uso o entrega del producto digital.
Tras analizar las características del proyecto, RRYP Global elaboró un contrato de software a medida, cubriendo aspectos clave como la titularidad de derechos, las garantías técnicas, la confidencialidad y los mecanismos de resolución de conflictos.
Gracias a este contrato, la empresa puede operar con plena seguridad jurídica.
¿Qué es un contrato de software?
Un contrato de software como servicio (SaaS) es un acuerdo legal entre una empresa que actúa proveedor tecnológico, y un cliente que obtiene una licencia para su uso. Este acuerdo Saas regula todos los aspectos relativos a la cesión, licencia o uso del programa informático.
Dependiendo del tipo de servicio, puede tratarse de un contrato de desarrollo a medida, licencia de uso, mantenimiento, SaaS o cesión de derechos.
En todos los casos, este contrato establece obligaciones claras para ambas partes, evita malentendidos técnicos y protege los derechos de propiedad intelectual sobre el software.
Elementos comunes de un contrato de software:
- Descripción técnica del software o servicio.
- Propiedad del código fuente y derechos de explotación.
- Plazos de desarrollo o entrega.
- Cláusulas de confidencialidad.
- Garantías, soporte y actualizaciones.
- Penalizaciones por incumplimiento.
- Resolución de conflictos.
¿Qué beneficios aporta a una empresa tecnológica?
Contar con un contrato de software bien redactado proporciona numerosas ventajas para cualquier empresa del sector tecnológico:
- Seguridad jurídica: protege los derechos del titular del software y evita litigios.
- Prevención de conflictos: anticipa posibles problemas técnicos, plazos o incumplimientos.
- Protección de la propiedad intelectual: garantiza el control sobre el uso y explotación del software.
- Mejor relación comercial: establece expectativas claras y fortalece la confianza con el proveedor.
- Escalabilidad del proyecto: permite añadir mejoras, soporte o actualizaciones futuras con base legal.
- Cumplimiento normativo: evita riesgos legales en contratos tecnológicos con clientes o partners.

RRYP Global, abogados de empresas tecnológicas.